martes, 5 de marzo de 2013

La Originalidad

La Originalidad

   La originalidad, esa palabra que dice el profesor de filosofía constantemente cuando habla de los blogs. Esa palabra en la que piensas cuando entras en tu blog y le das a "redactar entrada". Tras esto viene un periodo de tiempo en el que pones el título de tu esperada "entrada original". La que has pensado en el colegio  y que cuando empiezas a escribir no se te ocurre nada para desarrolarla. Le sigue otro período de tiempo se te ocurren cosas y vas escribiéndolas una por una, totalmente convencido de que más original que tú no se puede ser. Terminas la entrada, pero algo en tu interior te dice que no la publiques aún, que la releas de nuevo por si tienes faltas de ortografía o hay algo que no tenga sentido. Releyendo tu entrada te das cuenta de que hay ideas que no acaban de gustarte, así que las cambias. Al final la entrada casi no tiene nada que ver con lo que habías escrito en un principio (pero oye, es original), y con ello vuelves a situar el puntero del ratón en "Publicar". Te lo piensas de nuevo pero esta vez sí te atreves a darle (total, ya lo he revisado). Le das, muy contento con tu nueva entrada "original", y es ese el momento en que la originalidad (la buena, la espontánea) te viene de sopetón a la cabeza: se te ocurren cosas fantásticas para escribir en tu entrada pero... ¡Horror! Tu entrada ya la has publicado, el moderador de clase la ha subido al blog y está a la espera de ser corregida por el profesor de filosofía. No sabes qué hacer, ya no hay vuelta atrás, no hay posibilidad de cambiar nada, sólo rezas para que al profesor le haya parecido más original de lo que te ha parecido a ti y apagas con esta esperanza en la cabeza.

   Durante la noche, la preocupación te carcome el cerebro y te impide dormir, pero poco a poco te auto-convences de que es una entrada muy original, y, de pronto, despiertas al día siguiente sin acordarte de nada. Te levantas, desayunas, al colegio, y cuando te cruzas con el profesor de filosofía, se te ocurre preguntarle acerca de tu formidable entrada, y él, que ignora el infernal martirio que has sufrido esa noche con tu entrada, felizmente y con la inocencia de un niño, te arruina el día diciéndote: "No era demasiado original, así que no la he subido".

   Sinceramente espero que eso no le pase a esta entrada, que con mucho trabajo he pensado y redactado, y seguramente sufra esta noche, cuando se me ocurran más ideas, pero bueno, a ver qué pasa:

    "Publicar"...

   Ignacio G.

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